Movimiento Misionero Mundial

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CONOCE NUESTRO MINISTERIO

Un MOVIMIENTO. El movimiento es un efecto. La gran causa de este movimiento es la acción del Espíritu Santo con sus dones y frutos operados a través de hombres y mujeres, con una clara y amplia visión de la necesidad de las almas perdidas, con un reconocido espíritu de fe y de sacrificio, y un testimonio limpio; que invitando al Gran Misionero, nuestro Señor Jesucristo, sitúan en segundo plano todo interés material, personal, religioso y denominacional, para concederle el primer lugar y la prioridad al supremo interés del cumplimiento de la gran comisión y de la evangelización del mundo.

Es MISIONERO. Su objetivo es la promoción y la extensión de la obra misionera, la evangelización y la salvación de las almas.

Es MUNDIAL. Su visión y acción es en todo el mundo, “hasta lo último de la tierra”.

En su base, el Movimiento Misionero Mundial reconoce y adopta para todas sus actividades, los principios bíblicos de amor fraternal, unidad espiritual, compañerismo, respeto mutuo, cooperación, comunión, confraternidad e igualdad con todo el Pueblo de Dios.

Sus oficinas principales radican en Puerto Rico. La Junta Oficial de esta institución está compuesta por: El Presidente, Vicepresidente, Secretario, Tesorero y Vocales. Además, la obra consta de Supervisores Misioneros, Supervisores Nacionales y Representantes de la Misión, los cuales nombra la Junta Oficial. Como organización, la Junta de Oficiales es el cuerpo que vela y rige los principios, objetivos y metas de la obra. Las congregaciones domésticas y obras misioneras en los distintos países, levantadas, sostenidas y organizadas directamente bajo los auspicios del Movimiento Misionero Mundial, estarán bajo la directa responsabilidad de esta organización.

Sus fundadores, el Rev. Luis M. Ortiz, junto a los obreros que Dios fue uniendo entendieron la visión que Dios les impartió. La Visión: el Mundo para Cristo. Nació esta obra con un plan de trabajo de: Invadir diferentes países latinos, celebrar campañas evangelísticas y fundar iglesias, celebrar cursillos bíblicos intensivos para adiestrar obreros nacionales, y establecer nuevas obras.

De esa forma, inicialmente esta obra fue “por los caminos de América” y Dios no tardó en cumplir Su promesa. En poco tiempo la obra entró en prácticamente todos los países de América Latina. Pero la visión declaró que el plan de Dios era más amplio. Por lo que la obra se fue extendiendo a Europa y luego a todo el mundo. La visión profética se ha ido cumpliendo, más de 50 años de su fundación y el Movimiento Misionero Mundial está trabajando en todos los continentes, en más de 60 países, con más de 6,000 congregaciones y un cuerpo ministerial sobre los 8,000 obreros… “por los caminos de América y alrededor del mundo”.

El Movimiento Misionero Mundial es:

Un movimiento con efectos (los frutos), cuya gran causa es el Espíritu Santo y que, imitando al gran misionero, Jesucristo, surge sembrando la esperanza a los corazones.

  • Es una obra de obediencia.
  • Es una obra de visión.
  • Es una obra misionera.
  • Es una obra de fe.
  • Es una obra de sacrificio.
  • Es un frente de trabajo.
  • Es una obra apostólica.
  • Es una obra profética.
  • Es una obra de fruto.

 

Acerca de los frutos:

  • Millones han escuchado el Evangelio del Reino.
  • Decenas de miles de personas han sido sanadas, salvadas y llenas del poder de Dios.
  • Millones de tratados y literatura cristiana distribuidos.
  • Miles de capillas y templos levantados.
  • Miles de estudiantes graduados de los Institutos Bíblicos.
  • Millones de dólares recibidos y enviados en este trabajo misionero en pro de la salvación de las almas.
  • Un trabajo positivo de madurez cristiana, solidez bíblica, estabilidad espiritual, sana doctrina, testimonio limpio y conceptos definidos de los valores eternos.
  • El Movimiento Misionero Mundial trabaja para la eternidad, y sólo en la eternidad se podrá conocer todo acerca del fruto. ¡Alabado sea Dios!

 

 

Movimiento Misionero Mundial…. El mandato que nos obliga es la Gran Comisión. La voz que nos llama es el clamor de las almas. La verdad que nos impele es que la mies es mucha. La visión que nos ilumina son los campos blancos. La necesidad que nos inquieta es los pocos obreros. La pasión que nos conmueve es la condición de las almas. El motivo que nos inspira es la gloria de Dios. La fuerza que nos impulsa es el Espíritu Santo. La meta que nos atrae es la evangelización del mundo. La causa que nos cautiva es la obra misionera. La urgencia que nos moviliza es la brevedad del tiempo. La realidad que nos alienta es el abundante fruto.

“Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa simiente; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.” Salmos 126:5-6